Marzo-2020
Acabo
de regresar de Senegal y me ha pedido mi amigo Maguette Sow que escriba mis
impresiones del viaje para publicarlas en este blog, al que estoy suscrito
desde el principio, y así aportar una visión diferente, desde fuera, del país.
También me ha pedido que lo ilustre con algunas de las fotografías que he hecho
durante mi viaje.
De
entrada, tengo que decir que no seré objetivo. Tengo por Senegal una debilidad
especial, una imagen preconcebida fruto de mi amistad con Sow y con muchos
otros senegaleses que he conocido en España, siempre con una sonrisa en la cara
y una asombrosa capacidad para sobreponerse a las extremadamente duras
condiciones de vida que soportan. Llevaba una favorable idea de Senegal en mi
cabeza. Ahora puedo decir que también la llevo en mi corazón.
La
vida gira en torno al mercado, siempre vivo y presente en cualquier aldea,
pueblo o ciudad, vertebrando alrededor de la principal arteria de comunicación
la presencia, el colorido, el comercio y, en general, toda la actividad de la
población
Al
mismo tiempo, destaca el omnipresente papel de la mujer senegalesa en la vida
cotidiana. Su presencia en los mercados, su trabajo en la casa, en el campo, en
la venta de pescado, también en los bailes y fiestas, muchas veces cargando
inverosímilmente con un bebé abrazado a su espalda y llevando en equilibrio su
pesada carga en la cabeza. Todo ello con una majestuosa dignidad. Salta a la
vista que este papel básico no está justamente reconocido en una sociedad muy
lejos aún de la igualdad de oportunidades y de la no discriminación por sexo,
pero será sin duda un terreno en el que la mujer senegalesa avanzará en la
media que vaya teniendo acceso igualitario a la educación y, por qué no
decirlo, a la planificación familiar, casi inexistente hoy día.
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La presencia de las mujeres en todas las actividades diarias |
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En la aldea de Andyel |
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El río eje de la vida en Mako |
He
podido comprobar que la sociedad senegalesa es tolerante y solidaria. El
concepto occidental de familia, no ya la anglosajona, sino incluso la
mediterránea, más amplia e integrada, se queda muy lejos del concepto senegalés
–intuyo que africano en general- de familia, que no se limita al núcleo más
próximo (padres, hijos, abuelos) sino que se amplía a tíos, sobrinos, parientes
lejanos y, si es necesario, hasta a los vecinos. Cualquier problema en este núcleo
tan amplio es responsabilidad de todos: Enfermedad, problema económico,
atención, dependencia, ayuda laboral… En todo “grupo” hay un cabeza de familia,
generalmente el padre o hijo mayor, que es el que asesora, convoca o notifica
el problema a todos los demás. Cada uno aporta –dinero, trabajo, atención- en
función de sus posibilidades, pero todos lo hacen. Estén en la aldea, en el
pueblo, en otra ciudad o en otro país, se ayuda en lo necesario. Por eso, es
fácil entender que el éxito o el fracaso de los que migran a Europa es crítico
para todos porque, de alguna manera, todos dependen del dinero que aquéllos envían
desde allí.
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Fiesta en Tambanoumouy |
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Visita al poblado Bassari de Sbikiling |
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En la región de Kedougou conviven etnias y religiones |
También
es una sociedad tolerante y pacífica: La mayoría musulmana (95%) convive sin
ningún problema con la muy minoritaria cristiana o animista, e incluso la protestante,
casi testimonial. Por otro lado, más de un 40% de la población es de la etnia
wolof, lo que favorece que la inmensa mayoría del país se comunique en esta
lengua. Pero en total conviven innumerables etnias y lenguas en Senegal: Peuls
o fulanis; Serenes; Mandingas-Malinkés; Diolas; Bédicks; Bassaris……Incluso hay bastantes
europeos que viven en las ciudades, sin que la convivencia de todas estas
etnias suponga ningún conflicto.
Los
recursos naturales en Senegal son exuberantes: Pesca, agricultura, parques naturales, interés turístico, petróleo
y gas, e incluso recursos mineros.
Por
eso, para mí era incomprensible a priori que un país como Senegal no tuviera un
mayor nivel de desarrollo y sus
habitantes se vieran obligados a migrar a Europa en busca de las oportunidades
que no encuentran allí.
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Hipopótamo en el río Gambia, en Wassadou |
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Extrayendo sal en el Lago Rosa. El salario de un día no llega a 2€ |
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Cruzando el Río Gambia. Parque Niokolo Koba |
La
explicación está, en el colonialismo. Pero no el histórico, sino el actual. Sesenta
años después de lograr la independencia política, el colonialismo económico
sigue presente en el país (en todo el continente) más que nunca, impidiendo su
desarrollo económico y el íntegro auto-aprovechamiento de sus recursos.
La
pesca, hace no muchos años principal fuente de trabajo y actividad para la
población del arco occidental del país - donde se concentra la mitad de la
población (Dakar, Casamance, Saint Louis)-, cada vez es más escasa debido a la
presencia de grandes empresas pesqueras europeas que, con sus barcos de gran
tonelaje y alcance, capturan los recursos pesqueros lejos de la costa haciendo
cada vez menor el número de capturas de los cayucos que tienen un rango de actuación
mucho más próximo.
La
estrategia colono-imperialista es similar en este sector como en el resto: Se
“convence” al Gobierno de turno para que conceda las autorizaciones necesarias
para constituir empresas mixtas, mayoritariamente participadas por capital
extranjero y con una mínima participación estatal. De esta forma, se esquilman
los recursos del país sin que se beneficien, nada más que en una mínima parte,
los propios senegaleses. Peor aún, se limitan las oportunidades de trabajo y
subsistencia de sus habitantes que, sin otra opción, se ven abocados de esta
forma a la emigración.
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Frenesí de pescadores en St Louis |
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Mina de oro en Mako, de titularidad alemana, el 10% cedido al estado senegalés |
El
puerto marítimo de Dakar constituye un ejemplo perfecto del papel que jugaron
los puertos coloniales en África Occidental centralizando el comercio desde el
imperio y hacia el resto del área colonial francesa. Aún hoy día canaliza gran
parte del tráfico hacia el resto de África y hacia América. En una información
que no he podido contrastar, los senegaleses me dicen que Francia tiene
asegurado, sin límite de tiempo, el 50% de los beneficios netos que genere la
actividad portuaria de Dakar.
Fue
una enorme sorpresa encontrarme una mina de oro en la región de Kedougou (Mako),
en el sudeste, la zona más pobre y abandonada del país, frontera ya con Guinea
Conakry y con Mali. La mina, explotada por la filial senegalesa de una empresa
alemana tenía, según informaciones publicadas en su propia web, expectativas iniciales
de producción de 1 millón de toneladas de oro en un período de 11 años, pero
las estimaciones posteriores han ampliado estas previsiones. La participación
estatal en este caso se reduce a un exiguo 10%. Ni siquiera la región, cuya
población total apenas supera las setenta mil personas y apenas más de seis mil
en el área más cercana a la mina, se ve beneficiada por los puestos de trabajo
que se generan, ya que la empresa sólo da empleo a personal angloparlante.
Los
senegaleses, resignados, piensan que si el beneficio de esa mina recayera en
las arcas estatales, sería suficiente para costear la construcción de las infraestructuras
que necesita el país, así como para generalizar un sistema de salud pública que
les es tan necesario.
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La caída del sol suaviza las temperaturas |
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Poblado Bedick de Andyel, una de las etnias más antiguas de Senegal |
Las
previsiones apuntan a que Senegal
se convertirá en un significativo productor de petróleo y gas a muy corto plazo.
Según el geólogo senegalés Fady Ndao, en su libro “L’or noir du Sénégal”, el
potencial gasístico permitiría al país situarse en el top 10 africano de
productores. Pero los operadores de los bloques de prospección son algunas de
las grandes multinacionales petroleras y la participación estatal nuevamente se
reduce al 10% en estos bloques.
El
pueblo senegalés es emprendedor y trabajador incansable. Y los recursos del
país son ingentes. Pero las actuales estructuras de explotación de esos
recursos, fruto de las desiguales relaciones de poder existentes, vulneran los
derechos humanos e impiden el desarrollo integral de su población.
Cuando
en Europa se dice que lo que hay que hacer para solucionar los actuales flujos
migratorios que llegan a nuestras fronteras es invertir en esos países no se es
(o no se quiere ser) consciente de que el modelo económico actual de relación
no sólo no es válido, sino que perpetúa y agrava la situación.
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Termitero en el parque natural de Niokolo Koba |
El
horizonte socioeconómico de Senegal a medio plazo puede ser muy prometedor. Los
ingentes recursos naturales, reforzados por un gran potencial turístico, su joven
estructura poblacional, el carácter pacífico, tolerante y trabajador de sus
habitantes, su estabilidad política y social con ausencia de conflictos
étnicos, constituyen una base inmejorable.
Pero
también se atisban grandes y
preocupantes dificultades si no se ofrecen oportunidades de trabajo y
desarrollo para esa población. El recurso a la emigración seguirá siempre ahí.
Nadie quiere abandonar su familia ni su territorio si no se ve obligado a ello.
Pero es evidente que, si no cambian las actuales estructuras, no les va a
quedar otra salida.
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La imaginación y la falta de trabajo llevan a Europa |
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Casas de la Isla de Gorée. Patrimonio de la Humanidad y testimonio de la barbarie esclavista en la zona |
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El transporte público también es una aventura |
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Los baobabs, presentes en todos los paisajes |
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Celda de hacinamiento en Gorée, la isla de los esclavos |
Texto y fotografías de Ángel Campos, de Pueblos Unidos. Gracias por tu generosa colaboración.
Excelente articulo, gracias Angel, nos has hecho viajar contigo
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